Limbo

En el limbo adonde van los proyectos inacabados durante estas décadas de gobierno socialista no se debe de vivir nada mal. Allí, entre fachadas acristaladas y la estación intermodal, por encima de la alta velocidad y por debajo del polo logístico energético, está el proyecto Salamandra. Fechado en 2002, el colmo de la metáfora urbanística gijonesa es que un proyecto, que nunca se construyó, fue expuesto como ejemplo de arquitectura española en el MOMA. Como parábola no deja de tener su gracia.

Abandonando las bromas, recuerdo algunas expresiones desafortunadas de hace un año, cuando Pedro Sanjurjo declaró que la anulación del plan por el TSJA no iba a tener consecuencias ( «el PGOU tiene plena vigencia en tanto no haya sentencia firme»). Es raro que desconociese en aquel momento que el Supremo dictó en 2009 que las sentencias anulatorias de un Plan General producen efectos para el Ayuntamiento afectado, aunque no hayan alcanzado firmeza. Pues hoy, con la actuación paralizada por las suspensiones cautelares, el Ayuntamiento va a recurrir los autos con una triple argumentación. Este ejercicio dialéctico puede ser muy entretenido para los letrados que lo lleven y lo cobren, pero, además de consumir recursos públicos en esfuerzos estériles, para todas las empresas involucradas las consecuencias de esta inseguridad jurídica compromete y pone en riesgo puestos de trabajo e inversiones. En esta ciudad a estas alturas deberíamos estar acostumbrados, pero me gustaría saber qué hace falta para que alguien perciba que existe una responsabilidad política en el Plan anulado. El PP, con su consumada estrategia de parecer siempre prescindible, está muy ocupado planificando líneas complementarias para infraestructuras inexistentes. Aun así, no perdamos la esperanza en que alguien, algún día, asuma responsabilidades.

Enlace aquí

Deja un comentario